EVOCACIÓN
El primer recuerdo que se me viene a la cabeza no sé
ni ubicarlo temporalmente.
Una tarde cualquiera de verano, en el jardín de un
modesto chalet, rodeado de vegetación, y, sobre todo, silencio y tranquilidad.
La sensación de frescor sentado bajo un viejo pino, es un efecto que me
devuelve esa calma que he mencionado. Además, este sentimiento se completa
cuando te detienes a escuchar en silencio el ruido natural del lugar: los
animales, la vegetación moviéndose por el poco viento que fluye, la gente
haciendo vida en sus casas… Esta contraposición de paz y ruido al mismo tiempo
es lo primero que se me viene a la cabeza.
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