EVOCACIÓN ARQUITECTURA
Cuando
pensamos en arquitectura, no solemos pensar en el olor de los edificios, aunque
creo que es una propiedad muy importante de estos, tanto relacionada con lo meramente
técnico (la ventilación del mismo) como con las emociones que transmiten.
Cuando
entramos en casa ajenas, percibimos su olor, que relacionamos directamente con
la persona que allí vive. Una de las ocasiones más típicas en las que esto ocurre
es cuando entramos en casa de nuestra abuela. Dicho olor no sólo nos recuerda a
ella, sino también a nuestra infancia y a los momentos vividos en ella.
Otro caso
recurrente es cuando entro en la casa de mi pueblo, el olor a campo, a leña e
incluso a cerrado, despierta en mi todo tipo de recuerdos relacionados con mis
vivencias en este edificio.
Aunque hay
un olor que no solemos percibir, ya que creo que formamos parte de él. Este es
el olor de nuestra propia casa. Debido a que pasamos la mayor parte del tiempo
en ella, pensamos que no tiene olor, aunque cuando pasamos temporadas fuera, nos
hacemos conscientes. Cuando digo que somos parte éste, lo digo porque no solo es
el olor de una casa, sino el de nuestro hogar.
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